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Instituto de Ingeniería Matemática y Computacional

Facultad de Matemáticas - Escuela de Ingeniería

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El estudiante de la primera generación del Magíster en Ingeniería Matemática y Computacional, programa a cargo del IMC, acaba de estar tres meses en Europa. Durante ese período, realizó una investigación centrada en matemáticas aplicadas al ámbito de la biología. Ahora evalúa opciones para postular a un doctorado. 

-¿Cómo llegaste al postgrado que estás cursando actualmente?

Tras completar la Licenciatura en Ciencias de la Ingeniería, con Major en Ingeniería Matemática, pasé al título de Ingeniero Civil Matemático y Computacional de la UC. En un momento, cursé el ramo de análisis de Fourier aplicado con el profesor Carlos Sing Long y ahí me gustó harto el área de problemas inversos, que es en lo que trabaja él. Le pedí hacer una investigación de pregrado (IPRE) y después vi que se abrió el programa del Magíster en Ingeniería Matemática y Computacional, por lo que le pregunté al profesor si podía hacerlo bajo su guía. Ya estoy en el segundo año del Magíster que, de alguna manera, continúa lo que hicimos en la IPRE.

-¿Cuáles son tus áreas de interés dentro de la ingeniería matemática?

Bueno, lo que más me gusta es en lo que estoy trabajando ahora, es decir, problemas inversos o procesamiento de señales. Problemas como cuando uno trata de sub muestrear algún objeto que quiere conocer, pero no tiene la suficiente cantidad de información para conocerlo de manera exacta. Entonces tienes que usar herramientas matemáticas para poder conocer tu objeto de buena manera o con cierta certitud. Las aplicaciones abarcan ámbitos como las imágenes médicas, la astronomía y la ingeniería estructural.

-¿Has pensado en qué pasos seguirás tras terminar este postgrado?

Mi meta después del Magíster es postular a un doctorado. Luego de eso, aún no sé si seguir en la academia o pasar a la industria. Si me dedico a la industria, de todas maneras me gustaría que fuera en algún ámbito que requiera investigación.

-¿Cómo ha sido hasta ahora tu experiencia en el Magíster?

Me gusta harto porque uno puede adentrarse de manera profunda en la matemática, pero, al mismo tiempo, el hecho de que todo provenga de cosas más aplicadas aterriza lo que hacemos un poco más en la realidad. Eso me agrada bastante y puedo decir que es un muy buen programa y lo recomiendo totalmente.

 

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Pablo Rademacher.

 

-¿Cuál fue el origen de la pasantía que realizaste recientemente?

Todo fue gracias al programa The Bridge que de hecho maneja la Escuela de Ingeniería de la UC y que abrieron para estudiantes del Magíster. En mi caso el nexo fue con INRIA, que es un centro de investigación francés especializado en ciencias de la computación, teoría de control y matemáticas aplicadas y que tiene una oficina en Chile, por lo que existe la opción de enviar estudiantes desde Chile a Europa. La modalidad consiste en pasantías por tres meses; la universidad aporta el pasaje en avión y un poco de dinero y allá también pagan un sueldo. Es poco, pero sirve para que uno pueda vivir la experiencia de investigar en Francia. INRIA es un lugar muy centrado en investigación, donde hay gente haciendo su doctorado y también muchos profesores. Si bien no es exactamente una universidad, el ecosistema es muy parecido. El centro al que fui queda en un sector que se llama Sophia Antipolis-Méditerranée, una especie de parque tecnológico que está cerca de Niza, en el sur de Francia.

-¿En qué consistió el trabajo que realizaste allá?

Mi investigación era en matemáticas aplicadas a biología. La investigación se centraba en un quimiostato, que es básicamente un tanque con agua donde uno coloca especies como microbios y algas que compiten por un mismo recurso. Lo que uno quiere es, bajo ciertas condiciones y conociendo los parámetros, estudiar cuánto crece cada especie según la cantidad de sustrato y la temperatura que hay en el ambiente. Para eso, uno tiene ecuaciones que permiten modelar el crecimiento, con el fin de saber si va a haber una especie que va a ganar si uno deja corriendo este tanque por mucho tiempo. Es decir, lo que se busca es saber si una especie va a desaparecer, si va a poder coexistir con la otra o cuál es la cantidad de biomasa que cada una tendrá al final. Todo este trabajo se hizo bajo la tutela de un supervisor, quien me presentó el problema y me iba guiando en cuanto a qué artículos leer o en qué inspirarme.

-¿Cómo evalúas esos tres meses que pasaste allá?

Viajar a Francia y realizar una pasantía en INRIA fue una muy buena experiencia. En la región donde funciona la sede en la que estuve, hay muchas cosas que hacer. También está la Costa Azul francesa, una zona llena de naturaleza y playas. Además, el centro de investigación es muy internacional. Hay mucha gente de países como Alemania, España e Italia. Y en general todos son muy cercanos, por lo que me acogieron muy bien. Eso fue muy bueno, porque era la primera vez que vivía una experiencia así en el extranjero.

-Ahora que volviste, ¿Qué te queda por delante?

Estoy retomando la tesis de Magíster, la cual debería terminar de aquí a fin de año. A la vez quiero empezar a postular a programas de doctorado, ojalá en Europa, aunque todavía no he revisado lugares específicos o profesores para contactar. En INRIA también me ofrecieron seguir el doctorado allá. Esa también es una opción, pero todavía no tengo muy decidido dónde lo haré.