Una intensa semana de trabajo tuvo el profesor del ETH Zürich Christoph Schwab en su visita al Instituto de Ingeniería Matemática y Computacional de la Pontificia Universidad Católica (IMC).
En esos días, estuvo enfocado en terminar unos papers con Carlos Jerez, director del IMC, reunirse con estudiantes y autoridades de la universidad, y seguir en su trabajo como miembro internacional del Consejo Asesor Internacional del IMC.
Este Consejo Asesor tiene como objetivo asesorar; dar sugerencias y orientar el quehacer del Instituto tanto en sus aspectos técnicos como políticos y organizacionales; apoyar en la misión de ser el puente entre los avances en aspectos computacionales de las ciencias y la ingeniería, y aquellos de la comunidad matemática; ser el punto de encuentro donde las soluciones creadas por la Ingeniería Matemática Computacional se correspondan con las necesidades la sociedad; y entregar servicios de consultoría y apoyo a la Comunidad UC, a la industria y la sociedad.
Entre las múltiples actividades que Christoph Schwab realizó durante su visita, el académico fue parte del equipo de trabajo que está afinando la visión del IMC para los próximos años, es decir hacia dónde enfocar su crecimiento y desarrollo, y dónde centrar los esfuerzos. En este sentido, se apoyan en la visión de los otros miembros del Consejo Asesor Internacional, entre los que se encuentran: Margot Gerritsen, Director de ICME, Stanford University; Oscar Bruno de Caltech; Pavlos Protopapas de IACS Harvard; Robert Freund del MIT; Phokion Kolaitis de la Universidad de California Santa Cruz; Lorena Barba de George Washington University.
En este sentido, “el mayor desafío es posicionarse como el Top 1 en el área. Chile tiene un ambiente muy competitivo, donde existen grandes profesionales en otras universidades también”, explica el Christoph Schwab.
Para el futuro, lo más importante será enfocarse en los aportes que puede hacer la ingeniería a la vida cotidiana, más allá de lo tradicional (construcción, cálculos y tecnología). La idea es entrar en las áreas que no están tradicionalmente entre sus ámbitos, como por ejemplo la medicina. “En este instituto eso es muy posible, dado el alto nivel técnico de sus profesionales”, dice.
Lo más importante de este trabajo con el IMC es la proyección, las oportunidades para los estudiantes y las opciones permanentes de intercambio entre las instituciones. “El país debe relevar el talento, enviarlo afuera a perfeccionarse y luego traerlo de vuelta y retenerlo en el país, para que sean una contribución concreta localmente”, agrega.
El Profesor Schwab es uno de los consejeros internacionales del IMC y en este contexto aporta a la discusión sobre a la problemática científica nacional con una mirada europea. “Veo lo que no se puede ver estando en Chile – las visiones internacionales, las investigaciones y movimientos más actualizados- por lo que puedo ayudar a generar una conexión con el mundo”, explica. “El mundo es muy competitivo, pero el IMC tiene todas las posibilidades de estar entre los mejores, teniendo un buen foco y manteniéndose orientados en el camino correcto”, finaliza.