El investigador argentino, quien actualmente se desempeña como académico en la Universidad de Texas en Austin (EE.UU), obtuvo el premio Abel por su trabajo con ecuaciones diferenciales parciales. Algunos lo apodan el “Messi de la matemática”.
Luis Caffarelli (74 años) ha recibido hoy el premio Abel, un galardón que otorga la Academia Noruega de Ciencias y Letras, por su trabajo sobre las ecuaciones diferenciales parciales, que son un tipo de ecuaciones que involucran cambio continuo y que utilizan los científicos para modelar el mundo natural.
El galardón, que por primera vez recae en un sudamericano, incluye una suma de 7,5 millones de coronas noruegas (unas 600.000 libras esterlinas) y reconoce los logros de toda una vida en matemáticas. Por eso, a menudo es descrito como el equivalente del premio Nobel, que no tiene categoría de matemáticas propia.
“Han sido muy gentiles conmigo y ahora en la Universidad (de Texas, en Austin) vamos a tener una celebración”, dijo el investigador argentino al diario La Nación. “Quizá no sea un premio tan popular como el Nobel, que llega a tanta gente, pero los matemáticos parecen que están contentos con que me hayan dado este reconocimiento”, agregó.
“Ningún otro matemático vivo ha hecho más contribuciones a nuestra comprensión de estas ecuaciones que Luis Ángel Caffarelli”, señaló la academia noruega en un comunicado. “Ha introducido nuevas e ingeniosas técnicas, ha mostrado un brillante conocimiento geométrico y ha aportado muchos resultados fundamentales”, dijo del investigador que pertenece a las academias de ciencias de Estados Unidos, España y la Argentina, entre otras.
Pese a llevar cinco décadas en Estados Unidos –actualmente trabaja en la U. de Texas en Austin– vuelve seguido a Buenos Aires y a Mar del Plata, de donde es su esposa, la matemática argentina Irene Martínez Gamba. De hecho, su nacionalidad es objeto de comentarios y hasta de insinuaciones de ser “el Messi de la matemática”, comparación que se toma con humor. “Me dijeron: es buen año para la Argentina, primero ganaron el Mundial y ahora el premio Abel; me pareció un poco exagerado”, admitió a La Nación, agregando: “Dentro de un par de años creo que me voy a jubilar, pero hasta entonces, este tiempo que me queda voy a seguir haciendo investigación en Estados Unidos”.
Luis Caffarelli (Crédito: University of Texas).
La Academia Noruega de Ciencias y Letras, que concede el galardón, ha destacado sus resultados “técnicamente virtuosos”, sobre todo en los llamados problemas de frontera libre, como los modelos matemáticos de lo que ocurre en la superficie de contacto entre el agua y el hielo, o en una aleación de diferentes metales fundidos que se solidifican a distinto ritmo. Caffarelli también ha brillado al profundizar en las ecuaciones de Navier-Stokes, que describen desde 1845 el flujo de un fluido viscoso, como el aceite. Las aplicaciones de su trabajo son incalculables: el análisis de la circulación sanguínea de una persona, la predicción del movimiento del petróleo, la fabricación del motor de un automóvil, las matemáticas financieras y el perfeccionamiento de los modelos fundamentales que explican el universo.
Caffarelli se doctoró en la Universidad de Buenos Aires en 1972 y enseguida emigró con una beca a Estados Unidos, pasando una década en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, en el que recaló el físico alemán Albert Einstein huyendo de los nazis. “Las matemáticas vinculadas a la física son las más interesantes. Yo no soy muy partidario de hacer investigaciones superabstractas, que solo puedan entender media docena de matemáticos”, comentó el investigador a El País.
Como matemático, Caffarelli es extraordinariamente prolífico y sumamente sociable. Ha publicado 320 artículos y sigue publicando varios al año. Ha coescrito artículos con más de 130 personas y ha asesorado a más de 30 estudiantes de doctorado. En 2018, uno de sus colaboradores más jóvenes, Alessio Figalli, ganó la medalla Fields, el premio más conocido de las matemáticas, que está abierto solo a menores de 40 años.